Con el nacimiento de Facebook en 2004 y Twitter dos años después, el mundo digital inició sin saberlo una de las revoluciones más grandes de su historia. Fue cuestión de dos décadas para que estas llamadas redes sociales fueran apropiadas en la vida de los usuarios de internet. A 2018, solamente Facebook contaba con un tráfico mensual de 2.200 millones de cibernautas, si se suma a quienes tienen presencia en Twitter, Instagram, LinkedIn, entre otras plataformas, alcanzamos a dimensionar una comunidad digital de magnitudes inimaginables.
Frente a esto, vale la pena cuestionarnos ante el enorme potencial que puede tener el ser parte de estos espacios de interacción, y las oportunidades que podría tener para nuestros emprendimientos y marca personal. Claro está, si sabemos emplearlas.
Así como existe un mercado inmenso al que podemos llegar a bajos costos (si tomamos como referencia los valores de pautar en medios tradicionales), la competencia es igualmente significativa. Crear contenido de valor para el usuario, analizar las métricas y desarrollar una identidad virtual definida serán los ejes para destacar en el vasto océano digital.
Finalmente, recordemos que todos estos espacios comparten una premisa, son redes “sociales”, y como tal, debemos apostar en crear una comunidad, con quienes tengamos una interacción enriquecedora y tejamos relaciones duraderas.