Una estrategia digital no puede nacer y permanecer exclusivamente en redes sociales de terceros, si bien son un trampolín para el crecimiento y fortalecimiento de presencia online, marca, y muchos otros beneficios, es indispensable contar con una estructura articulada entre página web, redes sociales, medios tradicionales, blogs, y plataformas propias.
Series de televisión, películas, libros y hasta videojuegos, han narrado historias de los posibles escenarios que desencadenaría una caída del Internet en el mundo. Quizá algo similar sucedió a mediados de marzo en el reino de Mark Zuckerberg, donde el gigante de las redes sociales de Facebook, Instagram y Whatsapp cayó y causó desesperación entre sus millones de usuarios.
Quienes saben de programación entienden que basta un diminuto punto, una coma o un doble espacio que mal ubicado puede provocar la caída de sistemas tan complejos como estos.
¿Sintieron ansiedad al no poder subir fotos a Instagram, notas de voz en Whatsapp, o poner sus estatus en Facebook? Se imagina ahora lo que debieron sentir los llamados influenciadores que reciben toda su fama y la mayor parte de sus ganancias de la presencia en estas plataformas…
¿Qué sucedería si sus negocios sólo está en redes sociales y de repente estas fallan y no pueden ofrecer sus productos o servicios por un día (o quizá más)? No se trata de un “entre más, mejor”, pero sí de tener respaldo para nuestros proyectos, un plan B, C y los necesarios, para que un punto mal ubicado no derrumbe nuestros emprendimientos.